Un cuarto de jamón jork ( nada)

El amor es un asco. Un tirano si bandera ni piedad. Juega a ser imprescindible y único, pero sólo es un disfraz; y lo consigue, su plan funciona: nos creemos que amar es lo máximo. El amor es el carcelero del cuerpo, me tiene dominada bajo su Imperio. No quiero ser esclava de nada, ni de nadie. Ya lo decidí y así será hasta que me busque la parca. Si hay infierno es aquí en este mundo donde se encuentra, y eres tú, hombre del demonio, ser sin piedad y sin corazón.
Monstruo de mis noches, mis días, de mis atardeceres y de mis lunas. Me duele la cabeza de desearte y de decirle a este corazón mío, a mis hormonas, a mi epidermis, a mi pelo, a todo mi universo que no, no y no. Han pasado dos años sin ti. Han sido maravillosos. He sido yo: libre y única. He sido feliz. Y ahora vuelves con tus manos limpias, tu colonia cara, tus zapatos de Armani, y tu deportivo rojo. Quieres regresarme a esa cárcel de la cual, tú maldito, tienes la llave- ¿ pero sabes qué? He conocido la libertad y me gusta. Me gusta sonreír, decir la verdad, amar y que me amen, ser amante y amada. Me gustan los viajes en tren hacia ninguna parte, los valles de sonrisas verdes y noches esmaltadas, y además antes que verte prefiero contemplar la sonrisa de la piedra que tengo en mi mesa de pisapapeles.
Ya te había olvidado, y has aparecido azarosamente en un camino sin salida, en una calle de único sentido. Y yo no puedo dar marcha atrás, mi coche último modelo no la tiene. Sólo funciona hacia adelante. Hace tiempo que dejaste de tener rostro, mirada, y corporeidad. Tengo la memoria olvidada de cómo te nombraba o cual o discual eran tus manías. Ya no tienes nombre y eso en Grecia era como no existir. Así que ya lo sabes no eres nada. Los griegos que eran gentes libres decían que -“si algo no se nombra es que no existe”. Y es que así es la vida: un cuarto de jamón de york, o sea nada.